viernes, 12 de agosto de 2011

Mi luz.



He llegado a pensar que aquel día en el que te despediste te llevaste todo lo que había en mi, todo lo que me habías regalado, recuerdos, emociones, suspiros, cartas, latidos, explosiones en lagrimas debido a mi debilidad  ante la sensibilidad de tu mirada… creo que aquel día te llevaste todo lo que me ocupaba, la ternura, la paciencia, las millones de oportunidades que nunca acababan para ti… no para ti…para ti jamás se terminaba nada. Había llegado a creerlo, en que estaba completamente vacía desde mis pupilas hasta mis uñas, incluso mi corazón ya latía débilmente a falta de tus sentimientos delicados, y me había entregado al destino de una manera en la que yo jamás me habría imaginado, había cambiado por ti lentamente y el progreso que para otros era un inconveniente… se había esfumado aquel lunes de enero, lo que mas me dolía era pensar que conmigo y contigo, te habías llevado algo mas que tu amor, 
te habías llevado mi inspiración…
No te habías ido, pero te habías marchado con dos personas, y mi inspiración (que en realidad era lo único que me quedaba) no se había marchado, solo se había apagado y la creía inexistente ya, a lo que sin mi, y sin ti, me notaba ausente, el sol brillaba pero llovía dentro de mi vacío corazón, y las lagrimas ya caían por costumbre, de cierto modo fue un hermoso martirio que me enseño que la belleza que escapa del alma también puede lastimar, y es mas, lastima mas que cualquier otro dolor, y las cicatrices no sanan fácilmente, por decir que no se curan jamás, esa belleza y ese martirio, a lo que nosotros llamamos amor, me había hecho perder mi mente y mi antigua vida. Me preguntaba al espejo si volverías, y nadie me respondía, 
porque yo no me encontraba ahí ¿Cómo me explico? Si, yo no era yo porque me había marchado contigo y tu amor. Así fue. Los meses pasaban y yo los notaba bien, pero no quería mirar el calendario, solo recordaba fechas, y te veía mientras volvías y te marchabas, y yo no me atrevía a decirte nada. No hubiese imaginado que esa tarde de otoño, entre el frío de mi corazón y el que se encontraba fuera de mi, fueras a volver de nuevo, ni mucho menos decirme aquellas dos palabras que me devolvieron la vida de una sola vez, y todo lo gris se torno de negro, de blanco, de rojo, de amarillo, de blanco de nuevo, y todo volvió a ser como era antes de las lagrimas, porque antes de todo estabas tu, solo tu, y yo, aquel Marzo recobre todo de nuevo y junto a ti, el pedacito de mundo que habíamos logrado salvar para los dos, y así volvimos a vivir, volviste tu, me devolviste mi vida, mi corazón, mi amor, mi perdón, mi ayuda, mis besos, mis caricias, mis oportunidades, mis suspiros, mi inspiración, y sobre todo, me devolviste mi luz, que eres tu.



No hay comentarios: