martes, 1 de noviembre de 2011

Felicidad.


-Aguanta… aguanta… aguanta.
-¿Cómo puedes pedirme que aguante en medio de una tormenta?
-Pero no se trata de eso.  Míranos. El reflejo de aquel charco muestra nuestros rostros mojados. Tú te encuentras con el ceño fruncido. Pero eso ocurre porque intentas encontrar tu felicidad luchando contra la tempestad. Cuando la felicidad se basa en aprender a bailar bajo la lluvia.

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