He sabido golpearme contra las paredes por cosas que no tenían ni tendrán
sentido jamás, (y mil veces.) Sin darme cuenta cual era la verdadera razón por
la que busque toda mi vida luchar. Con una venda en los ojos rebusque muchas
veces una razón por la cual respirar, algo por lo que deba despertar y
levantarme cada día. Cuando después de cada pesadilla quiera abrir los ojos una
vez más. Y engañada caí en la autodestrucción de un mundo de mentiras. Hasta
aquel día. Hasta Vos.
Aquel día no me di cuenta cual era, pero vi un indicio, el que me llevo
al Hoy. Salí acomodándome los ojos.
Me esperaste mucho tiempo. (Aquella tarde e incluso aquel año largo.) Hacia
mucho calor esa tarde de Diciembre. 15 de Diciembre.
Me dibuje una sonrisa y no se si disimule bien mis ojos rojos. Herida un
poco por fuera y demasiado por dentro (Aun recordar sus lágrimas me conmociona).
Yo salí sin esperanza de encontrarte pero con ganas, y si, seguías ahí… esperándome
(al igual que siempre). Nunca me hubiera imaginado que mis ganas de luchar te
las iba a dedicar a vos.
A menudo veo sombras, y mis pesadillas me dan miedo. El pánico a veces
vuelve. (Luego de pelear tantas veces por lo equivocado.) Lastimándome y
lastimando. Luego, luego de todo, llegaste vos. Luego… y vuelvo a la realidad…
y se que seguís ahí, esperándome. Como aquel 15 de Diciembre.
Cada día al despertar se que tengo una razón por la cual salir a
enfrentar al viento, pánico, a las sombras.
Cada noche al cerrar los ojos se que tengo una razón por la cual
enfrentar a mis pesadillas. Y despertar. Volver a la realidad… Saber que aun
lejos de mi estas a mi lado. Luchando conmigo por un mañana mejor. Yo para vos,
y vos para mí.
Perdón por molestarte, por preguntarte mucho y muchas veces, por buscar
tu presencia todo el tiempo. Dejo muy clara mi necesidad de vos. Pero es que me
preocupo por vos, mi razón.
Tus brazos son el mejor lugar del mundo, juntos el viento ya no lastima,
y mis pensamientos tampoco. Mi razón.
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