jueves, 29 de diciembre de 2011

Tu ángel.



Ya no quedan palabras para explicarlo. Solo un infinito sueño, encerrado y atado con un hilo de seda que no lastima jamás. Pero aquella sensación ahí esta, aquella de escapar, salir huyendo, abrazarte y no alejarme nunca mas de ti ¿Comprendes? Esa que se va cuando me dejas amarte, cuando me percato de que me quieres a morir, como te he querido siempre. Cuando me demuestras que me aceptas con cada uno de mis defectos, con mis miedos sin sentido, mis inseguridades, con mi amor, mi perdón, mis millones de oportunidades que jamás acaban para ti. Sabes, tengo mas miedos de los que puedo encontrarme. Cuando siento que dejo de cuidarte por un segundo, es cuando las lágrimas caen como gotas de luz de cristal, de y hacia mi propio ser, hasta el final de mis ojos y quedan atrapadas en mi mirada. Será por aquello que un día me nombraste tu ángel, estoy muy harta de hacerme tantas preguntas, de no dormir por las noches, no quiero guardar todos nuestros sueños en el cofre de mis ilusiones. Quiero abrirlo y dejar volar cada quimera, dejarlas ser, dejarnos ser, porque somos personas, tu mi felicidad, mi vida y mi razón de levantarme cada mañana, con una nueva sonrisa, una ilusión, una razón. Me dibujas momentos, cuando veo tus ojos solo puedo enredarme en tu mirada y aceptar ser por siempre tu ángel. Quiero besar tu frente, cada una de tus heridas y sanar cada cicatriz. Y por mas que pueda hacer un puente que cruce el mar, con mis defectos, quiero ser perfecta para ti, porque tu eres perfecto para mi. Y no dejare de sentir y disfrutar cada sentimiento que me haces vivir, desde el día en que te conocí. Porque simplemente te amo. Gracias por ser mis alas, mi felicidad, mi calor de cada día, gracias por haberte vuelto mi propio ser. 


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